:- ¿Cuántas horas trabajás por día?
:- Pocas.
Porque siempre la agarraba durmiendo, era inevitable. No era dificil tampoco, nunca pudo levantarse antes de las dos de la tarde. Rober llegaba y se metía en la cama, quitándole la almohada con cuidado. Ella lo abrazaba y le besaba el hombro y se quedaban así un rato, media hora. Después se levantaba a llevarle la comida, "María abrí los ojos".
:- Bueno...-puchero- ¿vos también comés?.
:- Si dale, pico algo.
Se sentó despacio, contra las almohadas, y abrió los ojos. El tele, canal local, el noticiero del mediodía. Ades helado y el noticiero. Él ya estaba contra ella escuchando atento las últimas novedades, mano derecha en control, mano izquierda en las Criollitas. Dedo gordo en botón rojo, silencio.
:- Nada nuevo.
Prendió el equipo, radio reggae.
:- ¿Estás bien vos?
:- Si pavo- con un beso en la cabeza rubia.
Desde que se pelearon la primera vez él se impuso una regla de confianza. Le costaba no repreguntar, pero sabía que a veces no iba a conseguir una respuesta diferente.