las sillas del mismo color que la mesa, la tablita para la fuente, los tres platos durax con sus respectivos vasos y los cubiertos tramontina. las servilletas de tela eran todas diferentes, porque durante la semana se usaban algunas, otras no. cuando llegaba el domingo las limpias eran unas, las sucias otras. tampoco es que ellos vistiesen todos de una misma manera, lo de las servilletas no desentonaba.
la comida era siempre un rejunte de sobras, pero muy bien disimulado. ropa vieja, por ejemplo. comian en silencio, mirando la final del tc. después empezaba el fútbol y hablaban, casi siempre puteaban a niembro sabiendo que era la excusa perfecta para romper el hielo.