martes, 10 de marzo de 2009

Easier

Temprano, tan temprano que no se escuchaba pasar a ningún auto, colectivo... ni bicicletas. Además la temperatura esa que se siente cuando uno aún quiere seguir durmiendo. Pero ella dormía a su lado y siempre era un placer prepararle el desayuno y esperar a que despierte.

La misma rutina. Levantar un poquito las mantas, salir de costado hasta encontrar las alpargatas. Después agarrar del piso las medias, el pantalón, la remera... En el baño cepillarse los dientes, lavarse la cara. Después hacer pichí. Sin ruido cerrar la puerta del baño al salir. Cortar el pan en rodajas parejitas, para que las tostadas salgan lo mejor posible. Calentar la leche para el chocolate caliente. Siempre lo mismo. Siempre con tantas ganas para verla sonreír.

Ya con todo preparado se pegaba la vuelta. Prender una vela aromática. Poner el desayuno en la cama, un vinilo de Floyd.

Así arrancaban bastantes días de su vida, felices.