viernes, 5 de junio de 2009

Tardes de mate

Las tres de la tarde de un martes cualquiera. Afuera las nubes cubren el cielo y el aroma a noche de lluvia aún persiste. Rober escucha desde su cuarto el sonido de un auto transitando el asfalto húmedo.

Dos o tres vueltas en la cama. La mano izquierda aparece de entre las sábadas y toma el control remoto. Prende el tv. Ahora su pelo asoma, seguido de la totalidad de su cabeza. Siente la nuca algo transpirada al igual que sus manos. No hace frío, lo sabe porque puede sacar los pies fuera de su trinchera nocturna. La mano izquierda continúa con el contro remoto, el zapping veloz está a punto de terminar, nunca encuentra nada para ver a las tres de la tarde.

:- ¿Estás despierto?

Sin mirar dentro de la habitación, aunque la puerta lo permita, Jose pregunta a su amigo. Estaba acostumbrado a recibir la respuesta después del segundo o tercer intento, o a conformarse con un mute que lo invitaba a seguir camino. Mute. A la cocina sin chistar: primero la hornalla y después la pava llena hasta arriba, porque viene Rober en un rato.

Dos bolsas de supermercado alcanzaron para quitar todo eso que se había juntado en la mesa de la cocina. En la alacena están siempre los bizcochitos, al lado del mate. Con los años aprendieron a organizarse, ahora los bizcochitos van al lado de la yerba y del mate, ya no tienen que buscar eso por las "mañanas". Ambos prefieren los salados, de grasa. Solo Pedro tiene gustos extraños, a veces aparece con cosas dulces o unos bizcochitos que vienen con azúcar negra. El agua esta a punto, Jose toma lugar en una de las cabeceras, en la que le permite mirar hacia la ventana. Con delicadeza coloca en la mesa el posa pava, sus gordos dedos pueden moverse bastante bien. El primer chorro de agua cayó al mate mucho antes de que esta llegue al punto, la yerba se humedece con agua tibia. Ahora coloca la bombilla. La descarga del inodoro, Rober está por llegar.

:- ¿Pedro?
:- Salió.
:- ¿Sigue mal por lo de Camila?
:- No, creo que tiene un trabajo.

Los dos son capaces de tomar una pava entera, mano a mano. Rober tiene una vista un tanto gris: Jose, pared y heladera. Jose: Rober, ventana y árbol de tilo.

:- ¿Estás mejor vos?
:- ¿De qué?
:- El otro día andabas como un boludo, de eso.
:- Ah, si, a veces me da, es como la alergia.